9 lecciones que NO se aprenden en la Facultad de Derecho
El presente artículo lo abordo desde la óptica empresarial del Abogado en libre ejercicio profesional, el que en 5 años de estudios obtuvo los conocimientos básicos para entender la problemática de las ciencias jurídicas, sin embargo, a la hora de “lanzarse al ruedo” descubre que necesita otras habilidades que tal vez aún no ha aprendido.
En la U nos enseñan la importancia de nuestra profesión, la finalidad social y posibilidad de transformación que el Derecho representa, pilares fundamentales al que estas 9 lecciones complementan cuando uno logra la satisfacción de trabajar en algo que verdaderamente le apasiona.
1. El abogado es una empresa.
Cuando uno decide lanzarse al libre ejercicio profesional, esto es como abrir una tienda nueva, poner un letrero con nuestro nombre indicando los productos o servicios que brindamos y esperar por clientes, el inicio no es sencillo y peor aún cuando la espera es de brazos cruzados, ¡hay que moverse!.
Dentro del concepto de abogado como empresa, el ejercicio profesional te enseña a cotizar honorarios acorde a la situación del mercado con todas las implicaciones que esto tiene, a promocionar tu imagen dentro de los lineamientos que los códigos de ética profesionales permiten, a manejar una contabilidad básica para entender que el éxito no esta en los ingresos mensuales, sino en el flujo de caja obtenido, entre otras varias lecciones que cualquier emprendedor novato debió aprender en su momento.
2. El éxito no es cuestión de suerte, sino de sacrificio.
A los 24 años, recién salido de la universidad, resulta verdaderamente atemorizante renunciar a un salario fijo de 8 horas diarias, con 15 días de vacaciones pagadas al año y 2 bonos anuales, para pasar a alquilar una oficina, contratar una secretaria, pagar las cuentas de internet y teléfono, e iniciar la contabilidad mensual con rubros en contra, sin embargo, cuando el esfuerzo y la preparación se juntan, al poco tiempo la “ruedita” del negocio empieza a girar y los miedos van desapareciendo para transformarse en éxitos.
Dentro de este punto, el enunciado de la “Unión hace la fuerza” es plenamente aplicable, me refiero a la concepción del estudio jurídico, en donde se puede ser más eficiente con los gastos y tendremos siempre compañeros que nos den soporte cuando lo necesitemos.
3. El libre ejercicio no significa trabajar menos, sino más.
Si bien en el punto anterior comparamos el inicio del libre ejercicio con un trabajo de 8 horas diarias, al poco tiempo uno aprende que la profesión de abogado no significa despertar a las 9am, tomarse 2 o 3 horas para almorzar, tomar una siesta y salir de la oficina las 5pm, sino todo lo contrario, en donde la jornada laboral puede extenderse por 14 horas seguidas sin una buena comida en el intermedio, todo depende del trabajo que vayamos capitalizando, pues al fin y al cabo si no trabajamos, no ganamos.
4. La práctica hace al maestro, pero solo los libros hacen al gran abogado.
He escuchado a algunas personas decir: “la universidad no importa mucho, la práctica es todo”, enunciado que analizaré en dos partes.
PRIMERO: Si bien la práctica hace al maestro, esto se refiere al maestro en ciertas áreas. Si usted es un abogado que centrará su ejercicio únicamente en ciertos asuntos tramitológicos (que todos hacemos) como la constitución de compañías limitadas de capital de US$400, permisos de salida del país para menores, divorcios consensuales, cobro de cartera vencida, u otros en los que solo la práctica le brinden un know how especializado que le permita destacarse de los demás, efectivamente será el ejercicio profesional el que afile su sentido legal con el paso del tiempo.
SEGUNDO: el gran abogado, al que le llegan los problemas litigiosos más complejos, al que le solicitan armar las estructuras empresariales más grandes, al que los clientes nacionales o internacionales de renombre acuden, no es aquel que únicamente ha dedicado su práctica a un asunto específico, sino, aquel que todos los días sigue aprendiendo, pues como dijo Couture: “Estudia, el derecho se transforma constantemente, si no sigues sus pasos, serás cada día menos abogado”. Tal vez por esto, los mejores abogados tienen grandes bibliotecas con las que no únicamente saben que hacer, sino que entienden porque hacerlo.
5. No juzgues al libro por su portada, pero ten en cuenta que la gente si juzga al libro por su portada..
Es tradicional el uso de traje entre los abogados, lo cual al analizarlo bajo la lupa de “No juzgar al libro por su portada” parecería innecesario, sin embargo, no lo es, pues los clientes se fijan mucho en la imagen del abogado, siendo esta primera impresión muy importante al momento de captar nueva clientela, sin embargo, solo la calidad del servicio es la que nos permitirá mantenerla.
6. Si a mi colega le va bien, a mí me va bien.
El mundo profesional legal es competitivo, sin embargo, uno se da cuenta que al fin y al cabo “llueve para todos”, siendo el abogado en libre ejercicio profesional una percepción de calidad y confianza para la sociedad en sí, en donde debemos manejarnos con ética ante nuestros colegas y clientes, pues ganar no significa necesariamente que el otro pierda.
7. El sabio hace las cosas grandes cuando son pequeñas y las cosas difíciles cuando son fáciles.
Esta frase me marcó mucho cuando la comprendí aplicada al campo profesional, pues creo que al inicio todos nos preguntábamos: ¿Cuándo tendré un gran cliente? Punto en el que la frase que encabeza este séptimo punto y la paciencia son aliados estratégicos, pues para un joven abogado puede ser más práctico asesorar a una compañía nueva que está empezando, que a una transnacional de varios años en el mercado, pues lo segundo es un poco más difícil, pero esa compañía que recién esta empezando, en algún momento será una empresa enorme a la que sabrás asesorar con toda solvencia y ya no será tan complicado.
La mejor lección que aprendí dentro de este punto es que todos los clientes son grandes, no hay casos chicos y la confianza de un cliente en su abogado es muy importante para que la relación sea sostenible.
8. Todo abogado es mejor que Yo en algún sentido, y en ese sentido aprendo de él
La humilda es un gran punto a favor de cualquier persona, y si llegamos a entender plenamente el concepto detrás de la frase de este punto, habremos logrado una gran madurez profesional.
9. Dar para recibir.
Al ser una empresa, el concepto de responsabilidad social del abogado se aplica plenamente, siendo imperante dedicar parte de nuestro ejercicio a lo que los estudios jurídicos estadounidenses llaman “Causas pro-bono”, es decir, asesorar y defender casos de personas o instituciones que tal vez no tengan las posibilidades de pagar los servicios de un abogado especializado, pero que sin embargo, sus causas o problemas necesitan de una asesoría jurídica técnica, con lo que no me refiero a sacar gratis a nuestros amigotes de la cárcel cuando han estado circulando a exceso de velocidad, sino a colaborar con organizaciones sociales con cuyo objeto nos sintamos identificados, o con personas que necesitan “ese espaldarazo” para restablecer su fe en la justicia, al fin y al cabo para el cliente que paga honorarios le resulta reconfortante saber que lo que paga va destinado en parte a “subsidiar” causas sociales importantes.
Estas 9 lecciones las aprendí con el tiempo entre gustos y amarguras, y creo que son necesarias de conocer para todo aquel joven profesional al que le apasione el Derecho y que no quiera ser un empleado con un techo de ingresos mensuales, sino ser su propio jefe; entendiendo que estas lecciones tampoco son reglas generales escritas en piedra, sino pautas de inicio en la profesión y que al fin y al cabo, no importa desde que ámbito la ejerzas, siempre que lo hagas con pasión y ética, pues ningún honorario o manejo empresarial vale tanto la pena como el “Gracias” sincero de un cliente cuando le has evitado un problema o cuando su problema ha sido resuelto.
Nicolás R. Muñoz
Excelente artículo Nicolás.
Gracias estimado Esteban. Un abrazo
Lo felicito estimado Nicolás, muy buen artículo!
Gracias estimado Jorge
Excelentes nueve recomendaciones. Bendiciones.
Gracias estimado Hugo. Saludos cordiales desde Cuenca – Ecuador
Nicolás buen artículo, seguramente eñ trajín de nuestra profesión de esta enseñando lo apasionado de ser abogado.
Saludos.
Fabricio Rubianes